miércoles, 11 de junio de 2014

CANCION : PET SHOP BOYS- LONDON

 PET SHOP BOYS- LONDON

 Hemos venido desde el norte lejano
veraneaba en crimea
desertado de las fuerzas armadas
tenido a desaparecer
hecho al oeste gratuita
en un vuelo fletado
para que pudiéramos ver lo que
hemos entrenado para luchar
Estábamos en londres
Vamos a hacerlo - le permite violar la ley!
estuvimos en londres
decir las cosas como es
estuvimos en londres
decir las cosas como es
En busca de trabajo duro
o el fraude de tarjetas de crédito
¿qué es lo que usted espera de nosotros?
llegamos desde el extranjero
para llegar a nosotros mismos un nuevo trabajo
en un sitio de construcción
te trabajan duro
pero hemos entrenado para luchar
Estábamos en londres
Vamos a hacerlo - le permite violar la ley!
estuvimos en londres
decir las cosas como es
estuvimos en londres
Vamos a hacerlo - le permite violar la ley!
estuvimos en londres
decir las cosas como es
Mi padre luchó en Afganistán
su pensión de las viudas no vale nada
mi madre trabaja y se va a casa a llorar
quiero vivir antes de que yo muera
Estábamos en londres
Vamos a hacerlo - le permite violar la ley!
estuvimos en londres
decir las cosas como es
estuvimos en londres
decir las cosas como es




PET SHOP BOYS - LONDON 

 
We came from the far north
summered in crimea
deserted the armed forces
had to disappear
made it to the free west
on a chartered flight
so we could see what
we trained to fight
We were in london
lets do it - lets break the law!
we were in london
tell it like it is
we were in london
tell it like it is
Looking for hard work
or credit card fraud
what do you expect from us?
we come from abroad
to get ourselves a new job
on a building-site
they work you so hard
but we trained to fight
We were in london
lets do it - lets break the law!
we were in london
tell it like it is
we were in london
lets do it - lets break the law!
we were in london
tell it like it is
My father fought in afghanistan
his widows pension aint worth a damn
my mother works and goes home to cry
i want to live before i die
We were in london
lets do it - lets break the law!
we were in london
tell it like it is
we were in london
tell it like it is

martes, 20 de mayo de 2014

Trabajos de hombres y mujeres.

 Amo de casa y a la vez niñero.
 Chico haciendo como de modelo.
 Señor de la limpieza.
 Conductora de camiones.
 Chatarrera.
Abogada.
Trabajos de fuerza.

jueves, 20 de marzo de 2014

DERECHOS HUMANOS

ARTICULO 10:

 A ser oído públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial.


ARTICULO 24:

Derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, y a vacaciones periódicas pagadas.

martes, 18 de marzo de 2014

LA ESTACA

L´ESTACA


L'avi Siset em parlava de bon matí al portal
mentre el sol esperàvem i els carros vèiem passar.
Siset, que no veus l'estaca on estem tots lligats?
Si no podem desfer-nos-en mai no podrem caminar!

Si estirem tots, ella caurà i molt de temps no pot durar.
Segur que tomba, tomba, tomba, ben corcada deu ser ja.
Si jo l'estiro fort per aquí i tu l'estires fort per allà,
segur que tomba, tomba, tomba, i ens podrem alliberar.

Però, Siset, fa molt temps ja, les mans se'm van escorxant,
i quan la força se me'n va ella és més ampla i més gran.
Ben cert sé que està podrida però és que, Siset, pesa tant,
que a cops la força m'oblida. Torna'm a dir el teu cant:

Si estirem tots, ella caurà i molt de temps no pot durar.
Segur que tomba, tomba, tomba, ben corcada deu ser ja.
Si jo l'estiro fort per aquí i tu l'estires fort per allà,
segur que tomba, tomba, tomba, i ens podrem alliberar.

L'avi Siset ja no diu res, mal vent que se l'emporta,
ell qui sap cap a quin indret i jo a sota el portal.
I mentre passen els nous vailets estiro el coll per cantar
el darrer cant d'en Siset, el darrer que em va ensenyar.

Si estirem tots, ella caurà i molt de temps no pot durar.
Segur que tomba, tomba, tomba, ben corcada deu ser ja.
Si jo l'estiro fort per aquí i tu l'estires fort per allà,
segur que tomba, tomba, tomba, i ens podrem alliberar.




LA ESTACA


El viejo Siset me hablaba
al amanecer, en el portal,
mientras esperábamos
la salida del sol
y veíamos pasar los carros.

Siset: ¿No ves la estaca
a la que estamos todos atados?
Si no conseguimos
liberarnos de ella
nunca podremos andar.

Si tiramos fuerte, la haremos caer.
Ya no puede durar mucho tiempo.
Seguro que cae, cae, cae,
pues debe estar ya bien podrida.

Si yo tiro fuerte por aquí,
y tú tiras fuerte por allí,
seguro que cae, cae, cae,
y podremos liberarnos.

¡ Pero, ha pasado tanto tiempo así !
Las manos se me están desollando,
y en cuanto abandono un instante,
se hace más gruesa y más grande.

Ya sé que está podrida,
pero es que, Siset, pesa tanto,
que a veces me abandonan
las fuerzas.
Repíteme tu canción.

Si tiramos fuerte ...

Si yo tiro fuerte por aquí ...

El viejo Siset ya no dice nada;
se lo llevó un mal viento.
- él sabe hacia donde -,
mientras yo continúo
bajo el portal.

Y cuando pasan
los nuevos muchachos,
alzo la voz para cantar
el último canto
que él me enseñó.

Si tiramos fuerte ...

Si yo tiro fuerte por aquí,
y tú tiras fuerte por allí,
seguro que cae, cae, cae,
y podremos liberarnos.



lunes, 17 de marzo de 2014

TRABAJO DEL LIBRO DE LECTURA DE ÉTICA : EL LIBRO DE MANUEL Y CAMILA



EL LIBRO DE MANUEL Y CAMILA


CAPITULO 1. ¿Cuál es el peor crimen?


Uno de los protagonistas de este libro, Manuel, mientras hace los deberes en su casa, ve en el telediario un suceso que le deja sobrecogido: Unos delincuentes entran en una casa a robar, tras engañar al ama de casa, la atan y la amordazan, pero de repente aparece el marido y al verse sorprendidos robando le matan, matando después a su esposa. Manuel queda impresionado por el suceso y al día siguiente se lo cuenta a sus amigos. Discuten por qué matar a alguien es el mayor crimen, porque es lo que causa un mayor sufrimiento. Uno de los niños hace una objeción: Si se mata a alguien muy rápido, o mientras está dormido, no sufre. "Sufren los familiares" alega otro niño; pero ese no debe ser el argumento, ya que hay personas que no tienen familia, que son ya muy viejas ¿Por qué es, entonces, malo matar?. Camila, otra de las protagonistas, traslada esta pregunta que la inquieta a su madre, quien responde que "matar es malo porque todos queremos vivir". "¿Por qué todos queremos vivir?" Insiste Camila. Es lo más imperante, y un ejemplo es como todos queremos evitar la muerte. Como no podía ser de otro modo surge el tema del suicidio. El padre contesta que es un caso muy excepcional, solo para personas que están muy enfermas o muy desesperanzadas, y que hay mucha gente que al final se arrepiente, y que es indudable que el apego a la vida es el sentimiento más fuerte que tenemos. La mayoría de las personas piensan que la muerte es un mal tan grande que incluso preferían una vida sin sentido y llena de sufrimientos antes que morir. La muerte es el final de todo, y nadie quiere morir aunque la muerte no le causase ningún sufrimiento. Por eso se considera la sanción más dura.


CAPITULO 2. ¿Provocan todos los tipos de robo el mismo daño?



Este capítulo se inicia con otro suceso: Ricardo, otro de los compañeros de Manuel y Camila, al ir al colegio vio como dos chicos mayores estaban quitándole el dinero a un niño mucho más pequeño que ellos. Esto hizo que primero entre los niños y después con el profesor de Matemáticas, se debatiera sobre el robo, si el robo siempre era malo, en qué ocasiones era especialmente reprobable y si hubiese alguna ocasión en que si no digno de aplauso, fuera comprensible, e incluso admisible. El robo está mal, pero si además se emplea la fuerza y se le hace a alguien más débil -como ocurre en el caso presenciado por Ricardo- es aún peor. Robar es malo porque se le causa un mal a otra persona. Si alguien no se entera ¿por qué sería malo?. Se plantea que es malo porque nos pueden pillar, por temor a un castigo, a una sanción, por miedo a la venganza. Pero eso no es una razón suficiente, eso haría que no confiáramos en la persona que roba.

Hay que aprender a ponerse en el lugar de la otra persona, de la víctima del robo. Lo que hace que no robemos es la propia conciencia moral, y no el temor al castigo. El robo es malo en sí, es repudiable, lo que quiere decir que todos rechazamos esa manera de actuar. La persona que lo hiciera sufriría el rechazo de los demás y acabaría solo. Un niño dice que él puede portarse bien con sus amigos, porque les quiere, pero que no le importa si se porta mal con los que no lo son. Que no sabe la razón por la que debería respetar a todas las personas. Todos le dicen que también él querría que le respetasen. Y que sería muy inseguro vivir en una sociedad en la que todos podrían robarnos. La propia conciencia moral es la mejor protección contra las malas acciones, pero cuando ésta no funciona hay que acudir a la ley, como un segundo sistema de seguridad que prohíbe los actos delictivos. Que es malo robar, incluso en el caso de una criada que no tuviera nada a su señora que tiene muchas cosas, porque eso supondría un abuso de confianza, aunque es evidente que hay que luchar para que no haya tantas diferencias sociales, pero, obviamente, el robo no es el medio adecuado. El único caso de los propuestos en que la persona que roba podría no tener mala conciencia es el de un padre que roba una medicina muy cara, que él no puede pagar, pero que la necesita para salvar la vida de su hijo. Aquí frente a dos bienes -no robar y salvar la vida de una persona- hay uno mucho más importante que otro.

CAPITULO 3. ¿Siempre está prohibido hacer sufrir a los demás?


Actuar correctamente, actuar moralmente es una de las tareas más difíciles que existen. Manuel cree que causar sufrimiento a los demás es algo que nunca debiera estar permitido. Sin embargo, su padre le explica que hay sufrimientos que son necesarios, por ejemplo el que causa un médico para curarnos. La tortura, por el contrario, es mala siempre, ya que a quien se le inflige suele estar indefenso, por lo que maltratarlos es un acto de crueldad. Un caso que desconcierta a los niños es el de una mujer, Rebeca, enamorada de un hombre, que la quiere, pero no de la misma manera. Al acabo de un tiempo él conoce a otra mujer con la que después se casa, lo que destroza a Rebeca. Los niños piensan que el hombre no debía haber actuado así porque eso ha provocado un enorme dolor a Rebeca, del que le hacen directamente responsable. La madre de una de las niñas dice que a veces el sufrimiento es inevitable y que ni siquiera en un mundo ideal se puede eliminar todo tipo de sufrimiento. Si jugamos podemos ganar o perder, y cuando perdemos podemos sufrir, pero eso no hará que dejemos de jugar, porque al tratar de evitar el sufrimiento eliminaríamos también cosas importantes o que nos gustan. Sólo podemos reprocharle a alguien si él o ella no actúa como queremos que se actúe en general.


CAPITULO 4. Compromisos y engaños


La finalidad de la moral no consiste simplemente en reducir el sufrimiento en el mundo. Los niños se plantean que acciones pueden ser inmorales y deciden hacer una lista: causar sufrimiento a los demás, ya sea deliberadamente o por imprudencia; el asesinato; el robo. Existen dos tipos de daño: los que causan sufrimiento y los que no lo causan -si por ej. ignoro que me han robado- pero que también son daño. Golpear, torturar, secuestrar, impedirte disfrutar de algo que te gusta, hablar mal de otro a sus espaldas, decir cosas hirientes o insultar (supone una desvalorización del otro como persona), hacer bromas pesadas, mentir, engañar y especialmente, no cumplir una promesa. Al hacer una promesa asumo un compromiso con otra persona. Si uno no cumple la promesa, ha abusado de la confianza que él mismo ha despertado en el otro. Cuando haces una promesa la otra persona espera que tú la cumplas. Ese es uno de los pilares de la convivencia, ya que si las promesas no se cumplen se genera desconfianza. Las promesas son un medio fundamental para poder coordinar las acciones y los sentimientos de diversas personas entre sí, y esta coordinación se puede echar a perder por causa de la desconfianza, lo que es básico porque todos dependemos de los demás para lograr nuestros fines (si quiero llegar pronto al colegio dependo del autobús para poder hacerlo, etc.. En las relaciones personales la pérdida de confianza es aún más grave, porque si un amigo te hace una promesa y no la cumple, tu amistad con él se desvanece. Si los niños crecen sin confianza se harán egoístas. También en el juego las normas son importantes, ya que si , por ej. ganas haciendo trampas, aunque engañes a los demás no puedes engañarte a ti mismo. Engañar es malo, aunque el destinatario del engaño no lo supiera, porque, de algún modo está basando su vida en un espejismo. En la moral lo importante es preguntarse siempre como quisiera yo que me traten los otros.


CAPITULO 5. La regla de oro y el respeto


El capítulo transcurre de nuevo entre las charlas que tienen los niños entre sí y con uno o dos profesores a los que consultan sus dudas. Los niños no están aun convencidos de cómo saber si están ante una mala acción y de qué hacer para ser buenas personas. El profesor les dice que las personas se indignan ante una acción mala, y que el que la hace tiene un sentimiento de vergüenza y de culpa. Pero también es cierto que hay personas que hacen cosas inmorales y que no se sienten culpables. Una de las niñas dice que hay tres sentimientos morales: primero que la persona que comete la falta se siente culpable, segundo, la persona afectada por la falta que se comete se siente resentida, y en tercer lugar, las personas no afectadas se indignan. Uno de los niños, Manuel, pregunta: "¿Cuál es la razón de que tengamos sentimientos morales?". El Sr. Ibarra responde que no hay una respuesta única. Se pueden distinguir dos maneras. A una forma se le llama moral autoritaria y a la otra, moral autónoma. Son dos concepciones diferentes para explicar lo que es bueno y lo que es malo. La concepción autoritaria parte de que alguien, normalmente de autoridad, por ej. Los padres, lo dicen o lo prohíben. Yendo más lejos podríamos decir que algo es malo porque Dios lo ha prohibido, pero si uno no es creyente eso no es una razón. La concepción autónoma, la no autoritaria procede de nosotros mismos. Son leyes o reglas que nosotros queremos, producto de nuestra libertad. Una regla general es la del respeto. Queremos que nos respeten y por eso debemos respetar a los demás, pero nos cuesta respetar cuando eso va en contra de nuestros intereses. La regla de oro, enunciada por Jesús en el evangelio, y también por otros grandes personajes de la historia, es la de "haz a los demás lo que quieres que te hagan a ti". Es una regla que no se nos impone desde fuera, sino que, por lo general, está presente en nuestros corazones. Jesús va más allá y nos dice que nos amemos, algo muy difícil. No lo hace como una obligación sino como una invitación a la santidad. Si alguien dice que no le importa la moral -y hay personas a las que no les importa, sin sentimientos morales- se sitúa fuera de la comunidad, porque no respeta sus reglas.

Nuestro propio sentido de la vergüenza y el deseo de tener un valor como personas es lo que nos impulsa a comportarnos moralmente.


CAPITULO 6. Solidaridad: las obligaciones de ayuda


De nuevo estamos ante un suceso que deja consternados a los niños y a toda la comunidad: Una madre muy pobre tiene que salir de su casa, a comprar alimentos, y deja encerrados a sus dos hijos pequeños. Al volver la madre ve salir humo y siente pavor de pensar que los niños están dentro y que se ha podido producir un incendio. Trata de entrar pero no es capaz, y entonces, desesperada se dirige a dos jóvenes que están cerca, pidiéndoles que le ayuden a abrir la puerta y poder rescatar a los niños. Los jóvenes se encogen de hombres y se van. Los niños mueren. Esta tragedia sirve para introducir el tema de si hay que ayudar, si hay que hacerlo siempre, y si estamos obligados, o no, a ayudar a todo el mundo. No hay reglas, en este caso se trata de una omisión, en que no se ha hecho nada por evitar un daño. Se distinguen tres clases de situaciones con respecto a la obligación de ayudar. Una en la que estamos obligados a ayudar, otra donde no estamos obligados pero decidimos hacerlo y una tercera, intermedia en la que es difícil saber si tenemos o no la obligación de ayudar. En el caso de un accidente la responsabilidad recae en los que en ese momento están presentes. Otras veces se está ante una responsabilidad que no puede ser solo nuestra, una responsabilidad común. En ocasiones dos obligaciones se contradicen, y en tal caso hay que decidir por el valor más importante en juego.


CAPITULO 7. La simpatía y la antipatía


Los niños se plantean cuando comienza la conciencia moral, puesto que derivamos de los animales que no la tienen. Hablan de las normas morales, distinguiéndolas de otros tipos de normas en que, si se violan, producen indignación en los demás. Son normas que deben ser aprendidas. El respeto a los demás es la norma más importante, y respetar a los demás significa reconocer sus derechos. Un niño pregunta si hay que respetar a todos, incluso a los que no nos parecen simpáticos. La respuesta es, lógicamente, afirmativa. No nos podemos dejar llevar por la simpatía, porque es demasiado limitada y no es constante. La antipatía, muchas veces, es la primera fase del odio abierto y el odio de uno produce odio en el otro y el odio recíproco conduce a peleas y a la guerra.

La función de la moral es superar la limitación de nuestras simpatías. Otros dicen que la moral solo es una ampliación de la simpatía. Pero el respeto va más allá y también hay que respetar a las personas que uno quiere. Una persona que quiere mucho a otra puede tratar de imponerle sus gustos o sus ideas, y de esta manera limita la autonomía de la otra persona. El amor no exime de la obligación de respetar. Si nos burlamos de los demás los desvalorizamos, muchas veces para engrandecernos a nosotros mismos.

Cuando la persona no ha madurado se mueve entre dos tendencias opuestas, las ganas de molestar o de dañar y la conciencia de que herir a los demás no está bien. Pero no es necesario siempre reprimir la agresividad. La educación debería consistir en poder integrar la parte agresiva dentro de una comprensión conjunta de toda la vida humana. La relación entre moral y agresión es una relación de subordinación y no una oposición excluyente.


CAPITULO 8. Responsabilidades y castigos


Uno de los niños ha quitado el trabajo a otro y lo ha presentado como propio. Este hecho hace que se empiece a hablar del castigo ante las malas acciones, si con ello se trata de retribuir un mal, o si se hace para disuadir a las personas que hacen un mal. La meta del castigo es evitar que se repitan acciones que están mal. A juicio de los profesores de estos niños perfectísimos, que cuestan también con padres perfectísimos, el castigo solo debe emplearse en casos extremos, pero una de las tareas fundamentales de la educación es enseñarles a los niños a comportarse bien, en un sentido amplio. Si un adulto causa un daño a otro solo el Estado tiene autoridad para castigarlo, ya que si no estaríamos ante la ley de la selva. La responsabilidad adulta no es algo que se adquiera de golpe, es un proceso lento. Aprender a ser responsable, a controlar sus impulsos es algo que dura toda la vida. Ser menor de edad no significa que se carezca totalmente de sentido de la responsabilidad. Alguien es responsable si se le puede imputar lo que ha hecho, en este sentido los niños también son responsables, y en otro sentido se es responsable ante la ley, y eso sólo lo es el mayor de edad. Una buena educación consiste, precisamente, en ayudarle al niño a que poco a poco comience a sentirse responsable. La diferencia entre un niño y un adulto es que éste último debería haber aprendido a controlar sus emociones. Entre los castigos, que deben ser siempre un último recurso, el más negativo es el castigo físico, porque puede fácilmente convertirse en un acto de crueldad. Algunos padres, cuando castigan a sus hijos, descargan en ellos sus problemas o frustraciones.


CAPITULO 9. Autonomía y virtudes


Los niños preguntan que quiere decir tener control sobre las emociones. El profesor les contesta que, de manera general, el autocontrol consiste en dos virtudes: la valentía y la moderación. El valiente es capaz de controlar los sentimientos de miedo y dolor. La moderación en cambio, controla los sentimientos de placer. El autocontrol es muy difícil, y por eso la educación debe enfatizar estas virtudes. Una vez que el niño adquiere esta capacidad, es capaz de limitar sus propios deseos a favor del bien de otros, o de cualquier cosa que la ley ordena, y esto significa que es responsable ante la ley. El proceso de adquisición del autocontrol del adulto nunca termina. Se presupone que tiene la capacidad de educarse a sí mismo. La palabra virtud significa la buena disposición de la voluntad hacia el bien propio o el bien de otros. La valentía y la moderación son virtudes, en primer lugar, para con uno mismo, pero también hay virtudes como la benevolencia, la justicia, el ser fiable, que son disposiciones orientadas al bien de los demás. Hay que distinguir entre la capacidad de autocontrol y el controlarse realmente a sí mismo en la práctica. Hay que distinguir cuatro etapas de la libertad: primero, la autonomía simple, segundo, la responsabilidad en sentido de imputabilidad: la capacidad de actuar según reglas; tercero, la plena responsabilidad que se puede caracterizar como responsabilidad ante la ley, pero también la capacidad de ser autónomo; y cuarto, la autonomía plena, ser dueño de sí mismo, que es lo mismo que el autocontrol. Ser adulto es tener la capacidad de decidir por sí mismo la clase de persona que se desea ser, según que reglas quiere ordenar su vida. Un niño pregunta: "Señor Ibarra, ¿cree usted que un egoísta puede ser feliz?".


CAPITULO 10. El sentido de la vida y la felicidad


Dos chicas jóvenes se han suicidado juntas arrojándose a un barranco, Gloria -una de las niñas de la clase- dice que no entiende por qué hay gente que se suicida. Otra contesta que la gente se puede suicidar cuando su vida carece de sentido. Camila cree que la vida no tendría sentido si todo acabara con la muerte, ya que en la vida nunca se puede lograr todo lo que uno quiere. Pero Sebastián piensa que es dudoso que exista una vida después de la muerte. Camila le pregunta a su madre qué significa que la vida tenga sentido. La madre contesta que cuando las personas son felices sienten que su vida tiene sentido, pero cuando son infelices no encuentran un sentido en su vida. La felicidad es un sentimiento que se relaciona con toda nuestra vida, no así los placeres, que son pasajeros, aunque hay ciertos placeres que la gente busca para olvidarse de lo aburrida que puede ser una vida sin sentido, y pueden convertirse en alcohólicos o drogadictos. otros buscan aventuras amorosas, pero no quieren compromisos. Sin embargo, cuando dos personas se enamoran, dicen que ahora su vida tiene sentido y que son felices, porque ambos entran en una relación que tiene que ver con la totalidad de sus vidas.
Pero la vida en sí misma no tiene sentido, o es neutral con respecto al sentido. Depende de nuestro esfuerzo que lo tenga, aunque también puede influir la suerte, ya que muchas personas nacen en condiciones muy desfavorables, con pobreza, enfermedades, un país en guerra, o en lugares en los que se producen con relativa frecuencia catástrofes naturales. Estas personas tienen menos oportunidades para darle sentido a sus vidas y para ser felices. Que la vida tenga sentido depende en gran parte de nosotros mismos. La vida adquiere sentido cuando hacemos cosas creativas y constructivas para los demás. Un niño quiere saber cómo podemos distinguir las cosas que vale la pena realizar en aquellas que no vale la pena. El profesor le responde que hay muchas cosas que valen la pena, y que depende de los gustos de cada cual, pero que hacer, por ejemplo, cosas artísticas puede dar sentido a nuestra vida, y que las cosas que consideramos satisfactorias suelen apuntar a ciertas metas, incluso aunque éstas no se cumplan. Deben ser metas que nos transcienden, que sirvan para otros, que sean apreciadas por otros. Gloria quiere saber si cuando una persona no encuentra sentido a su vida, puede encontrarlo en una vida después de la muerte. El profesor contesta que es posible, pero que con ello puede tratar de evitar darle un sentido a su vida actual. Que hay personas que llegan a la conclusión de que debe hacer otra vida, porque nuestra angustia demostraría que nuestra vida es incompleta, pero que también podría tener el sentido opuesto: el hecho de tener miedo a la muerte puede ser un indicio de que sólo tenemos una vida y que todo depende de ella.